Agredido y detenido por ICE, sale de Adelanto para luchar por su residencia
"Se suponía que esta istración iba a detener a indocumentados criminales no a trabajadores que no tienen problemas con la ley', dice Héctor Márquez
Héctor Márquez recupera la libertad tras ser arrestado por el ICE. Crédito: Tania Robles | Cortesía
La primera vez que los agentes del Servicio de Migración y Aduanas (ICE) intentaron arrestar a Héctor Márquez, no lograron hacerlo descender de su auto. El inmigrante resistió y los oficiales se marcharon para regresar poco más de dos semanas después, cuando varias unidades cercaron su vehículo, rompieron el vidrio de una de las ventanas y lo sacaron a rastras.
Este inmigrante mexicano pasó seis semanas en el Centro de Detención de Adelanto. Milagrosamente recuperó su libertad tras el pago de una fianza de $10,000, pero el miedo a que los agentes del ICE se le vuelvan a cruzar en su camino, no lo deja en paz.
“Estoy traumado. Todos los días salgo mirando hacia todas partes, para ver si la Migra no me viene siguiendo”, dice.
Héctor de 45 años de edad, ha vivido en California desde 2001. Se dedica a la construcción. Hace siete años se casó con Christina Herrera, ciudadana estadounidense de nacimiento. La pareja vive en Anaheim, California.
“Había tratado de arreglar mi estatus, pero no seguí con el proceso porque dos abogados con los que fui me dijeron que tendría que salir a México y pedir un perdón en Ciudad Juárez. Por miedo a una separación familiar, no hice nada”, dice Héctor.

Su pesadilla comenzó el 12 de febrero, cuando a cuatro cuadras de su casa, camino de su empleo, poco después de las cinco de la mañana, se le cerró un automóvil para impedirle el paso, y de otras dos unidades, bajaron varios agentes del ICE.
“Me cercaron como si fuera un narco. Me pedían que bajara el vidrio de la ventana mientras intentaban abrir la camioneta. Cuando empecé a grabar con mi teléfono, se cubrieron la cara con una mascarilla”.
La caótica escena duró entre 20 y 25 minutos.
Al no poder obligar a Héctor a bajar de su vehículo, los agentes de migración se marcharon.
“Los siguientes días, no fui a trabajar. Ni salí de la casa. Estaba espantado”, reconoce.
Como no podía durar en ese estado de terror por mucho tiempo, regresó al trabajo.
Cuando empezaba a medio respirar tranquilo, de nuevo, el 28 de febrero, fue alcanzado por los agentes del ICE.
“Hicieron el mismo operativo. Se me cerraron y me obligaron a pararme. En español, uno de los agentes me dijo que tenía que bajarme, y me mostró una orden de arresto para Juan Bustos, exesposo de mi mujer”.

Aún cuando les dijo a los agentes federales en repetidas ocasiones que él no era esa persona, no les importó.
“Del lado derecho de mi carro, rompieron el vidrio y me sacaron a la fuerza”.
Dice que él estaba enfurecido porque lo estaban deteniendo por otra persona.
“Mientras me azotaban contra el cofre de mi camioneta, me metieron un tubo para torcerme la mano y esposarme. Cuando mi mujer llegó y los enfrentó, casi la golpean”.
Lastimado del brazo, Héctor fue puesto bajo custodia en el Centro de Detención de Adelanto.
“Durante esas seis semanas viví en una habitación grande con sesenta camas. Había hombres de todas las edades y muchas nacionalidades incluso de países lejanos como India, China, Rusia, Vietnam, Pakistán y Francia”.
Estuvo detenido hasta el 15 de abril cuando su esposa lo pudo sacar con una fianza de $10,000; además le colocaron una pulsera electrónica en el tobillo para monitorearlo.
Héctor cree que lo ayudó a tocar el corazón del juez para que le aprobara la fianza, fue que su hijastro Juan Daniel Bustos está en el Ejército.

Christina Herrera, la esposa de Héctor, quien se gana la vida como asistente médico, dice que las semanas que su esposo permaneció en la prisión fueron muy estresantes.
“Estaba triste, desesperada. Para ser sincera, no dormía, pensando qué iba a pasar. Ahora cada vez que se va al trabajo, me quedo con temor. Estoy con ‘el Jesús en la boca’”.
Héctor llora al recordar a los hombres que al igual que él estaban detenidos; muchos de ellos ya fueron deportados y otros aún están tras las rejas con un futuro incierto.
“Me toco ver historias muy feas. Había una persona de Oaxaca que no hablaba inglés ni español solo su dialecto y batallaba para comunicarse. A otros los arrestaron cuando iban al súper”.
Dice que es una tristeza ver a tantas familias separadas.
“Esta istración dijo que iba a sacar a los indocumentados criminales, no a los trabajadores que aunque no tenemos papeles, no somos delincuentes. No tengo ningún problema con la ley, juego fútbol, soy deportista, vamos a la Iglesia. No tomo, no fumo, no me drogo”.
La abogada en migración Denise Cabrera, dijo que Héctor fue detenido por equivocación, ya que en realidad querían detener al exesposo de su mujer.
Dijo que lograron su liberación tras convencer al juez de inmigración que no representa un peligro para el público ni riesgo de fuga.
“El juez consideró el argumento de que Héctor ha sido un buen padre para su hijastro enlistado en los Marines”.
Hizo ver que Héctor tiene un caso en la corte; y está en proceso de deportación, pero aún así hay buenas posibilidades de que consiga la residencia permanente por medio de su esposa que es ciudadana americana.
“Ya se sometió la petición familiar y es muy probable que logremos un perdón adelantado (PIP) por medio de su hijastro militar para que no tenga que salir del país”.
¿Qué consejo da para las personas sin estatus migratorio?
“No esperen para empezar su proceso, si califican actúen ya, antes de que sea muy tarde o se les complique el caso porque las redadas van a seguir y a incrementarse. Ahora ICE subió su cuota de 1,000 a 3,000 arrestos al día. Se van a poner más agresivos”.