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Los muchos riesgos del impuesto a remesas: aumento de la migración y desaceleración

Expertos en el tema han encontrado que podría incluso no solo golpear las economías de países pobres sino la local, y aumentar la actividad criminal

México es uno de los países que más remesas recibe.

México es uno de los países que más remesas recibe. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

El impuesto del 3.5% a las remesas que quiere imponer Trump a las remesas tendrá múltiples implicaciones, y no solo afectará las economías de los países de bajos ingresos sino que desacelerará la economía local, y provocará lo que más combate el presidente estadounidense, un aumento de la inmigración irregular. 

Durante la videoconferencia: Impuestos a las remesas- Un nuevo asalto en la guerra contra los Inmigrantes, organizado por American Community Media (ACOM), expertos en el tema hablaron sobre las implicaciones de los aumentos a las remesas para los países receptores y a la propia economía de Estados Unidos.

Ariel Ruiz Soto, analista principal de políticas del Instituto de Políticas Migratorias, dijo que en 2024, el Banco Mundial estimó que se enviaron aproximadamente $905 mil millones en remesas a nivel mundial. 

“La mayoría, unos $690 mil millones se destinaron a países de ingresos bajos o medios como India y México. Filipinas, China y algunos otros países les siguen de cerca”.

Indicó que durante décadas, quienes envían remesas, suelen ayudar a sus familias para que paguen sus gastos diarios de servicios públicos, alimentos y hospitales.

“También contribuyen a la construcción de viviendas, escuelas u hospitales en lugares donde la inversión gubernamental es escasa o nula, como en el caso del altiplano occidental de Guatemala”. 

Señaló que en los últimos años, a pesar de las dificultades económicas de Estados Unidos, las remesas hacia América Latina, aumentaron incluso durante la pandemia.

“Esto nos demuestra que los migrantes en Estados Unidos siguen teniendo ese compromiso con sus familias, comunidades y ciudades, para enviar un salvavidas a las personas que dependen de ellos, especialmente en áreas rurales”.

Expuso que datos de abril indican que los mexicanos podrían estar enviando menos dinero o con menos frecuencia a México.

“Los mexicanos en Estados Unidos envían alrededor de $400 al mes a sus familiares. Los guatemaltecos, entre $450 y $500 al mes”.

Soto dijo que Trump busca con este impuesto de 3.5% para los no ciudadanos, recaudar fondos para subsidiar o cubrir el déficit del proyecto de ley que están presentando.

Pero también recopilar información sobre la ciudadanía o el estatus legal de esos inmigrantes, la cual podría ser solicitada o proporcionada al gobierno estadounidense.

“Lo que hemos visto hasta ahora de Guatemala y México es que los migrantes probablemente enviarán más dinero antes de que se implemente el impuesto, y luego, tal vez disminuyan un poco sus envíos, pero no en un grado significativo”.

Resumió diciendo que por décadas, las remesas han sido un motor de desarrollo para los países de ingresos medios y bajos, y reducir esa cantidad o dificultar su envío, podría ser contraproducente y generar migración irregular en el futuro

Golpe a los más pobres

Helen Dempster, investigadora de políticas y subdirectora del programa de migración, desplazamiento y políticas humanitarias del Center for Global Development, dijo que las remesas han superado tanto la asistencia oficial para el desarrollo como la inversión extranjera directa.

“El Banco Mundial estima que los flujos de remesas hacia los países de ingresos bajos y medios aumentaron un 5.8% en 2024 y crecerán un 2.8% en 2025, alcanzando un total aproximado de $704,000 millones al año”. 

Precisó que en 2023, las remesas representaron el 41% del PIB de Tonga, el 39% del PIB de Tayikistán, el 31% del PIB de Honduras, el 56% del PIB de Honduras, el 20% del de Guatemala y el 24% del El Salvador. 

“Las remesas solo representan el 4.5% del PIB de México. Sin embargo, superan los $67 mil millones al año. En India fueron $125 mil millones”.

Sostuvo que para muchos países, el impuesto a las remesas representará un golpe aún más duro tras los recientes recortes a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) a mediados de mayo. 

“Habríamos esperado que los migrantes en Estados Unidos incrementarán el envío de remesas para ayudar a sus amigos y familiares en sus países de origen a afrontar el impacto de estos recortes. 

“El impuesto a las remesas propuesto dificultará aún más esta situación, asestando un doble golpe a las personas más pobres del mundo”.

Implicaciones geopolíticas

El doctor Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano e investigador principal del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, dijo que esta enmienda propuesta al código tributario de Estados Unidos tiene implicaciones para el panorama geopolítico. 

“La primera, es que la enmienda establece explícitamente que el impuesto debe ser pagado por las personas nacidas en el extranjero, ya sea que estén autorizadas o en situación irregular en Estados Unidos, y que los ciudadanos estadounidenses están exentos”. 

Sin embargo, para estar exentos, deben proporcionar prueba de ciudadanía y de contribuyente. 

Para ello, señaló que las empresas de transferencia de dinero, bancos, empresas de criptomonedas y otras instituciones financieras no bancarias, deben registrarse ante el Tesoro de Estados Unidos para integrar sus plataformas y verificar la ciudadanía y la situación tributaria. 

“No existe una sola entidad privada autorizada a recopilar información sobre el estatus de ciudadanía. Existen entidades autorizadas para confirmarlo, pero son dos cosas completamente diferentes”.

Explicó que en Estados Unidos, el 25% de sus ciudadanos contribuyen a la filantropía, y gran parte se destina a transferencias de dinero a otros países, a amigos, a iglesias, a actividades benéficas, etc. 

Por lo tanto, esta legislación abre una vulnerabilidad a la seguridad nacional, ya que permite la participación de hackers y otras actividades delictivas. 

“Las organizaciones delictivas que acceden a sus sistemas y recopilan información sobre la privacidad de las personas, no solo bajo su estatus de contribuyente, sino principalmente bajo su estatus de ciudadanía, pueden conducir al fraude, a problemas de identidad o a la creación de ciudadanos estadounidenses fantasma”. 

Por lo tanto, indicó, se trata de un problema grave que afecta a la seguridad nacional, y representa además un riesgo financiero por qué cómo un banco confirmará que una transferencia de dinero es realizada por un ciudadano estadounidense.

“Al analizar datos a nivel mundial, se observa que un aumento del 1% en el costo de las remesas incrementa la informalidad al menos en un 6%. Es decir, es una situación muy retrógrada, pero el riesgo financiero es que lleve a las personas a recurrir a mecanismos sin licencia como el uso de intermediarios.

“Se abre la oportunidad para que las organizaciones criminales financieras ya existentes y que utilizan plataformas de pago financieras para actividades de liberación, ofrezcan sus servicios a los remitentes, reduciendo el código del monto transferido”.

Doble gravamen

Ana Valdez, presidenta y directora ejecutiva de Latino Donor Collaborative, dijo que a través de encuestas informales que han realizado en tres o cuatro semanas, han encontrado que quienes envían remesas no van a dejar de hacerlo.

“Escuchamos comentarios como: «Mi mamá no va dejar de recibir sus $1,000 cada mes, cueste lo que cueste», y desafortunadamente, probablemente lo que las familias tendrán que hacer es dejar de gastar.”

Indicó que en Estados Unidos, la gente ha dicho: “Si tengo que dejar de ir al cine, dejar de comprar ropa y reducir mis gastos en otros lujos, salidas o pasatiempos, lo haré”.

Y eso – dijo Valdez – representa una desaceleración de la economía.

“La comunidad latina tiene un poder adquisitivo de casi $4 billones, así que al castigar a estas comunidades, eso tendrá un impacto”.

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