Leonidas la nueva arma de Estados Unidos que puede acabar con enjambres de drones enemigos
Una poderosa señal microondas permite destruir los drones sin necesidad de disparar un solo misil
Leonidas dispara una señal microondas que es capaz de destruir los drones enemigos de forma instantánea Crédito: Shutterstock
El conflicto entre Ucrania y Rusia ha sido un laboratorio en tiempo real para ver cómo los drones redefinen las estrategias militares. Ya no se trata únicamente de vigilancia: los drones se han convertido en armas de ataque directo, de sabotaje, e incluso de distracción para desviar sistemas antiaéreos.
Lo más inquietante son los enjambres de drones, donde decenas o incluso cientos de unidades operan al mismo tiempo, a menudo de forma semiautónoma. Esta táctica satura los sistemas de defensa tradicionales, que fueron diseñados para derribar una amenaza a la vez, no una nube de objetivos simultáneos. Y lo peor: muchos de estos drones cuestan menos que una bicicleta.
La ecuación es insostenible. No se puede defender una base militar moderna usando misiles de cientos de miles de dólares para neutralizar drones que cuestan unos cuantos cientos. De ahí que surjan soluciones innovadoras, como la que propone una startup estadounidense con un enfoque radicalmente distinto.
Leonidas: el escudo electromagnético del futuro
En este nuevo panorama, la empresa Epirus, con sede en California, está desarrollando un sistema llamado Leonidas, que podría cambiar las reglas del juego. Se trata de una solución basada en microondas de alta potencia capaces de desactivar múltiples drones al mismo tiempo con una sola ráfaga de energía.
Leonidas no dispara proyectiles. En su lugar, emite una poderosa señal de microondas que interfiere con los componentes electrónicos de los drones, dejándolos inutilizados o incluso destruyéndolos en pleno vuelo. Este tipo de defensa electromagnética, también conocida como HPM (High-Power Microwave), promete ser una alternativa más económica y eficaz frente a los métodos convencionales.
A diferencia de otros sistemas, Leonidas no necesita munición física, lo que reduce drásticamente los costos por uso. Está construido sobre una arquitectura escalable y compacta, lo que le permite ser montado sobre vehículos o emplazado en zonas fijas de defensa. Además, al usar nitruro de galio en sus amplificadores, puede soportar operaciones prolongadas sin riesgo de sobrecalentamiento.
El Ejército de Estados Unidos ya ha apostado fuerte por esta tecnología, destinando $83 millones de dólares para seguir perfeccionando Leonidas. En palabras de la propia compañía, el objetivo es tener una defensa lista para “el entorno del Pacífico”, donde se teme que enjambres de drones puedan ser usados de forma masiva en futuros conflictos. Y no se trata solo de defensa aérea: también se prevé su uso contra drones submarinos o terrestres autónomos.
Más allá del campo de batalla: aplicaciones y desafíos
Aunque Leonidas está pensado para el combate, sus implicaciones van mucho más allá del uso militar. Se vislumbra su aplicación en escenarios de seguridad civil: protección de aeropuertos, centrales eléctricas, grandes eventos públicos o edificios gubernamentales. En todos estos casos, la aparición de un dron desconocido puede representar una amenaza grave, y tener la capacidad de neutralizarlo en segundos podría evitar desastres.
Sin embargo, el despliegue de este tipo de tecnología plantea interrogantes importantes. ¿Qué pasaría si la señal de microondas interfiere con otros dispositivos en el entorno? ¿Cómo se regula el uso de energía electromagnética de alta potencia en zonas urbanas? El debate ético y legal sobre las armas electromagnéticas apenas ha comenzado, y será un factor decisivo en la expansión de estos sistemas.
A pesar de eso, es innegable que Leonidas representa una evolución necesaria. En un mundo donde los drones proliferan a bajo costo y cada vez son más sofisticados, los sistemas de defensa deben modernizarse para poder seguir el ritmo. Las guerras del futuro, como ya estamos viendo en Europa del Este, no se librarán solamente con tanques ni cazas de combate. También se lucharán con ondas, señales y algoritmos.
Leonidas es apenas un ejemplo de hacia dónde va la tecnología militar. Y aunque todavía hay mucho por resolver, una cosa está clara: el futuro del combate será tan digital como físico, y las microondas pueden ser una de sus armas más letales.
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